Una voluntaria en Tánger

"Porque donde está vuestro tesoro,
allí estará también vuestro corazón"
(Mt 6, 19-21)

Monseñor Peteiro, Arzobispo de Tánger me dijo en el verano de 1997 esa frase de San Mateo mirándome fijamente a los ojos con una tierna sonrisa....Llevábamos tres años yendo a Tánger a Casa de las Misioneras de la Caridad (51 rue Siaghins – Telf: 00.212.59931013) (dos, tres y hasta cuatro veces al año...);¿qué buscábamos en aquella Casa que sólo encontrábamos allí?...¿Qué hay en esa Casa? que todo el mundo nada más entrar y subir sus escaleras, comenta:-en esta Casa ahí algo-...

En mi familia me dicen que sólo me veían realmente felíz cuando volvía de Tánger, la gente que iba con nosotras en verano nos decía lo mismo:-se te cambia la cara, eres otra-....Era generalizado, a todos nos pasa lo mismo, es una transformación interna absolutamente evidente en el exterior...

Los primeros años nos alojábamos en Casa Riera, las Escuelas Españolas de Tánger, una Residencia de Hermanas Franciscanas, Residencia en invierno de estudiantes y profesores del Instituto Cervantes de Tánger y las Universidades, y lugar de acogida de españoles “de paso” o voluntarios de las Misioneras de la Caridad. Es como las antiguas postales de las pensiones de la postguerra en España, muebles pasados de moda, techos altos, olor a  café, a cocido y  a tortilla de patata, y un ir y venir de personas con distintas historias, siempre interesantes y curiosas las más.

Sor Manoli, la encargada de la cocina nos recibe con su enorme sonrisa y su gracia andaluza, bajita, regordeta y siempre con una palabra amable en la boca para todos; una madraza...:-nadie se podría pensar que en Tánger se comería también-. Es una frase que se oye por los pasillos una y otra vez...en el comedor del Colegio, mesas llenas de fuentes de patatas fritas, tortilla de patata, estofado, lentejas, y para desayunar pan con mantequilla o aceite...después de las comidas “té verde” con hierbabuena....para no olvidarnos de donde estamos...en el “Oasís” de Casa Riera, entre el murmullo incesante de los ruidos del Zoco, los vendedores ambulantes y las bocinas roncas de los taxis antiguos que inundan la ciudad; están Las Escuelas Españolas,(Zoco Chico-Calle Casa Riera nº1. Teléfono: 00.212.59931012).

Cuando entras por la puerta respiras una tranquilidad inimaginable en esa ciudad. Si vas en verano te encuentras niños que van a la Guardería y un grupo de voluntarios de “La Cruz Blanca” jugando con ellos, oyes canciones españolas, guitarras, la música de “Los Payasos de la tele”, y si hay algún grupo de voluntarios andaluces o madrileños:-rumbas y la música de Siempre Así-.

Por la noche, después de cenar subimos todos a la azotea, a contemplar desde las alturas la ciudad, el zoco callado, los vendedores cansados sentados en los cafés y la playa iluminada. En Agosto puedes ver docenas de estrellas fugaces y buscar la Estrella Polar, la Osa Mayor, siempre hay alguien que entiende y te puede explicar...Mientras terminan de recoger la cocina, los más animados suben las guitarras y los cancioneros, la música varía según los países y las regiones de España, pero siempre hay un tema común:-“Imagine” de John Lennon.

Nos vamos a dormir prontito porque por la mañana empezamos a trabajar en Casa de las Misioneras a las 9:00. Cuando entras por primera vez te sorprende el ruido de los niños llorando o jugando, las Hermanas llamando a las chicas, o las mismas mujeres marroquíes que viven en la Casa dando voces o cantando al más puro estilo marroquí..-¿Esto es una Casa de monjas?-....¡Dios mio! ¡Esto es una locura!....Efectivamente en esta Casa hay algo....

Normalmente los voluntarios tienden a querer estar con los niños: hijos de madres solteras que viven en la Casa con sus madres, bebés recien nacidos o niños de 2-3 años. Suelen estar unos 12-13 niños con sus madres. Siempre hay alguna mujer embarazada, abandonada a la vida por una sociedad que no consiente que haya “hijos de madres solteras”, y permiten antes el aborto o el abandono, a su acogida como un niño más en el mundo. Estas mujeres suelen venir de núcleos rurales, en muchos casos violadas por sus propios familiares o “amigos”, son chicas de 15, 16, 17 años, son niñas condenadas a vivir escondidas en su desgracia porque en Marruecos los niños hijos de Madres solteras no se registran, no se pueden censar, ya que ellas, sus madres, irían directamente a la cárcel para pagar por su pecado....

Las Misioneras de la Caridad las acojen para evitar el aborto, el abandono o la venta de estos niños en los mercados de niños que existen en todo el mundo.

Cada mujer es una historia increíble, ni en las películas de “Almodovar” (comenta mucha gente) encontraríamos vidas tan complicadas, tan desdichadas, tan difíciles...y tan jóvenes. Son niñas que en muchos casos no saben ni cómo se han quedado embarazadas, si, si, puede sonar a exageración o ser un comentario que provoque la risa, pero es así. Uno de los veranos que estuvimos una chica americana y yo les dimos una especie de clases de sexualidad e higiene....

En fin... es otro mundo...

Los voluntarios masculinos o las chicas con “menor grado de instinto maternal” prefieren hacer bricolaje, pintar, lijar, clavar clavos....Hay trabajo para todos....

La sonrisa en las caras de las Hermanas nos da la vida, todos revivimos después de estar dos minutos hablando con Sister Mahima (Superiora americana quien después de tantas obras domina perfectamente el vocabulario de la construcción en español, marroquí e inglés....ella misma se ríe cuando se lo recordamos) .

Bueno, al principio todos los voluntarios comentan que a las Hermanas indias no se las entiende nada y en Tánger hay tres: Sister Rose Bernarde, Sister Medeline y Sister Enmanuelle...siempre sonrientes...una española, (castellana con carácter y ex - Clarisa): Sister Josefina, se encarga de la Guardería de niños externos, 19 “angelitos”  de entre 0 y 3 años, que se tiran de los pelos, se comen todo lo que encuentran por el suelo y si no cierras bien la puerta te puedes encontrar alguno andando “a gatas” por el tejado o intentando bajar las escaleras por su cuenta....Si alguien no cree en Dios que vaya a esa casa, por favor. Su presencia es más que palpable...

Yo no era una “fundamentalista” cristiana la primera vez que entré por esa puerta, pero la evidencia pudo con mis ideas, y tras ver día tras día cómo actuaba la Providencia, y cómo los niños salían adelante de enfermedades, problemas y situaciones de peligro que en nuestra sociedad habrían clamado al cielo...no tuve más remedio....”ese algo” era Él...su Espíritu, su presencia en la vida de las Misioneras. Más de seis horas de oración al día y otras seis de trabajo hacen de ellas “Contemplativas en acción” como las definía la Madre Teresa. Angeles vivientes siempre agradecidas al don de su vocación. (....Pero que no se enteren que las he llamado ángeles...son personas “normales y corrientes”...dicen ellas....totalmente entregadas a su vocación, -“Nuestro trabajo sólo es la expresión de nuestro amor por Dios”-).

“El ayer ya pasó, el mañana aún no ha llegado, y sólo tenemos el hoy para lograr que Dios sea amado, conocido y servido...”

El 7 de Octubre de 1997 abrimos la segunda parte de la Casa, después de dos veranos de obras interminables, a la cual además de los ruidos propios que antes comentaba, añadimos martillazos, taladros y obreros hablándose a voces....aprendimos también a lijar suelos, a decapar, pintar paredes, sillas, cunas y mesas....a hacer cortinas, sábanas, almohadas y cojines...nunca podemos imaginar lo que Dios puede hacer a través nuestro sólo con abrirle una rendijita del corazón, las Hermanas no preguntan si sabes o no hacer algo, simplemente, con su sonrisa serena te lo piden, ninguno decimos que no. Y todo sale bien y con mucha alegría...

“Somos lápices en manos de Dios, Él piensa, Él escribe, El lápiz sólo tiene que dejarse emplear.

Sólo tenemos que decirle que “sí” a Dios..”

Yo no sabía cocinar y me metieron todo un verano en la cocina con Sister Enmanuelle, de 9 a 12 teníamos que hacer comida para 40 personas. No me preguntéis cómo, pero a las 12 estaba siempre la comida y nunca se quemó nada, cada día preparábamos un menú diferente y tampoco tuvimos “quejas”...(son Misioneras de la Caridad....y voluntarios muy agradecidos...todo hay que decirlo....).

Como esto mil cosas, cuando abrieron la parte de los enfermos, la primera en llegar fue Hnia, una mujer marroquí desahuciada por un Hospital marroquí, donde llegó con parálisis de los miembros inferiores y las Hermanas la sacaron con Neumonía, infecciones y escaras que asustaban a cualquier persona que se acercara a diez metros de ella. Era absolutamente indignante ver un cuerpo humano tan desecho como ese por negligencia médica. Hasta las Hermanas que habían estado en Calcutta decían que no había visto nada igual en su vida. Hnia se recuperó, con el cariño, la oración y los cuidados de las Hermanas, sus escaras desaparecieron, recuperó la memoria y la consciencia, aprendió a leer y a escribir, a bordar y a cuidar de los bebés...insisto ¡quién no crea en Dios que se acerque a esa Casa...!

“El simple hecho de que Dios haya puesto un alma determinada en nuestro camino es un signo que quiere que hagamos algo por él o por ella. No ocurre por casualidad, todo ha sido planeado por Dios....”

Es cuestión de ir una semana, diez días, un fin de semana...Todos vamos por algún motivo interior...curiosidad, necesidad de sentirnos útiles, porque alguien nos ha contado su experiencia y queremos ser aventureros del corazón, buscamos al Dios que encontramos en el Colegio cuando éramos pequeños y perdimos durante la Universidad y algún que otro sermón de cura sin vocación al amor...

Allí todos encontramos algo...algunos nuestro “tesoro”, nuestro corazón y la esperanza de ser “gotas en el océano” (como decía la Madre Teresa).

Que nadie diga que no puede, que no está en un buen momento de su vida, que hace falta ser valiente, no ser escrupuloso, que no le gusta madrugar en verano o que no se siente capaz: -yo no se coser, yo no se cocinar, nunca he cogido a un niño, no soporto ver heridas, soy incapaz de cambiar un pañal, acabo de pasar un mal momento en mi vida...:- He oido muchas veces frases como esta...Y he visto personas que a pesar de sentir estos sentimientos tan humanos, después de una tarde en casa de las Hermanas no lo han vuelto a decir....Dios sólo te pide un pequeño “si”...un dejarle hacer....Él se encarga del resto....

“Apartad los ojos de vosotros mismos y alegraos de no tener nada, de no ser nada, de no poder hacer nada...cuando la nulidad te atemorice, mira hacia arriba y dirígele una amplia sonrisa a Dios....”

Lo dice una ex - escrupulosa, que no sabía cocinar ni le entusiasmaban los bebés, que normalmente no puede ver una herida y que la primera vez que fue a la Casa de las Misioneras de la Caridad de Madrid y vió un enfermo de SIDA no se atrevió a darle un beso en la mejilla...

“No importa cuánto hagas...
sino cuánto amor pones en ello”

(P.D.Todos los textos en color azul obscuro pertenecen a la Madre Teresa de Calcuta).